domingo, 1 de mayo de 2011

Caminos y más caminos





El 2 de febrero de 1992, en un lugar llamado Cajamarca, en algún momento cerca del medio día nació una niña a la que sus padres amaban y esperaban desde que supieron que llegaría. Había tantos nombres y de tantos nombres le colocaron María Teresa, por alguna razón, como cada cosa que sucede en la vida, nació para vivir algo, algo que descubre día a día sin saber porque.

Crecí en muchos lugares; mi casa, que construyó mi padre con tanto esfuerzo, desde el primer ladrillo hasta el último piso; la granja de mi abuelo, el lugar mas feliz de mi infancia; Tembladera, el río y mis más cercanos hermanos. Todos lugares que solo me traen recuerdos felices y tranquilos de mis primeros años.

El primer día después de mi nacimiento, mi padre empezó a construir mi casa, trabajaba como albañil, carpintero, comerciante, viajaba mucho a Chiclayo, el nació ahí, para conseguir trabajo y todo lo que conseguía solo lo daba a su familia, en este tiempo ya había nacido Karen, mi segunda hermana y mamá tenia que cuidarnos a las dos, es por eso que mi padre la ayudaba conmigo,

Papá estuvo conmigo en todo, cocinaba para mi, me llevaba con el cuando viajaba, me hacía dormir, me llevaba al jardín, me hacia jugar pero sobre todo me consolaba siempre que lloraba. Mamá me enseño a rezar todos los días, me enseño a querer a Jesús, me acompañaba antes de dormir y me leía cuentos. Cuando era pequeña todo era al revés, Karen siempre se quedaba dormida y llegábamos tarde al jardín, era un poco terca y siempre quería que las cosas sean a su manera yo me molestaba mucho con ella y la hacia enojar siempre que podía. Una vez teníamos que desayunar rápido y demoraba mucho porque quería huevos fritos, pero los quería redondos, mi nana hizo como 10 huevos y ninguno salía tan redondo como ella quería, hasta que al fin lo cortamos con una tapa de mantequilla, yo m e reía mucho de las ocurrencias de mi hermana, e incluso de las travesuras de las dos como romper ventanas, pizarras, o botar juguetes al techo, zapatos. Y aunque peleamos mucho mi hermana es la amiga más confiable y cercana que has ta hoy he tenido además de Lucia, mi hermana menor que también es un amor de persona.



En el jardín, a diferencia de cómo es mi vida ahora, participaba de muchas actividades, como el teatro, el ballet y danzas folklóricas. Tenía muchas amigas a las que solo defendía, si, para mí era eso ser amiga, defender de los niños molestosos a mis amigas. Diana, Sarita y Charito son las que más recuerdo pero desde los 5 años hasta hoy no las he visto más. Bailábamos en las actuaciones y ganamos el “ El llanque de oro”, casi siempre bailaba solo por premios, la directora me conocía desde muy pequeña y siempre que no quería bailar me ofrecía muñecas, chocolates y hasta paseos, cosa que lógicamente nunca cumplió, pero es así como bailaba.

Marchaba en todos los desfiles a los que me invitaban y después de cada desfile mamá y papá me compraban el helado que quería y a mis hermanas también, siempre lloraba mucho y aunque mamá se quejaba de esto siempre me hacía caso y estaba contenta de nuevo.



Chiclayo; desde que recuerdo el lugar más lindo en mi infancia, el lugar más acogedor y en el que viví casi la mitad de mi niñez. Había una vez dos muchachos, Luis y María, Luis había llegado de Argentina y María vivía en Chiclayo, por alguna circunstancia de la vida; se conocieron, se enamoraron y se casaron. Tuvieron 5 hermosos hijos Amalia, Pepe, Charo, Rafaelito y Ofelia.

Todos son mis tíos a excepción de José Luis (Pepe) que es mi padre y Rafaelito que murió con poco tiempo de haber nacido.

Con el tiempo mis abuelos vivieron en diferentes casas, mi abuela en la ciudad y mi abuelo en su granja. De lunes a viernes estaba en la casa de mi abuela con mis grandes hermanas, aunque eran mis primas siempre las considere como mis hermanas; Priscila, Mary Cristhie, y Ana. Y los domingos, pues, estaba en la granja de mi abuelo, era una casa grande donde había muchos animales, cuyes, abejas, cerdos, vacas, caballos; me encantaba estar en este lugar jugando todo el día entre el arroz, los riachuelos, ver el atardecer naranja de todos los días, dormir con el viento en la cara, levantarme con el trino de los pájaros, correr todo el día con los caballos.

Cerca había una casa pequeña destruida, en la cual todos los días jugábamos, solía pensar que era mi casa de campo, la arreglábamos con paja y pasábamos horas de horas allí. Al llegar la tarde, me recostaba y veía el sol hasta que llegaba la noche no me cansaba de hacer esto, pero no todo era tranquilidad, una vez por comer cerezas del árbol estuve en cama 3 días, y a pesar de esto nunca me arrepentí porque en verdad estaban ricas.

Y si no estaba aquí pues estaba en la playa, siempre pedía ir allí. Si, en la granja jugaba toda la mañana y descansaba en la tarde, en la playa no paraba nunca de jugar con las olas, hasta que mi madre me sacará enojada ya por lo quemada que estaba. Siempre me gusto el agua, pasaría horas de horas allí.

A los 6 años ingrese al colegio “Santa Teresita”, mis primeros años fueron un poco difíciles, no podía acostumbrarme ni a levantarme temprano, ni el uniforme, ni las tareas, ni nada. Tuve mis primeras amigas, Fernanda, ella me acompaño muchísimo tiempo casi hasta la secundaria; es una chica fuerte, con voluntad y me enseño mucho sobre la bondad. Desde los 7 empezamos a cantar juntas, ganamos muchos concursos y se me hizo un hobbie cantar en cualquier parte. No recuerdo mucho de la primaria pero supongo que la pase tranquila

Recuerdo mucho que a los 8 años conocí un grupo llamado “Artesanos Don Bosco”, donde el señor encargado me explicó que todos los muebles que se vendían lo hacían personas pobres que querían a JESÚS, me quede muy impresionada con este grupo, me gusto mucho lo que me dijo, le conté a mama y me dijo que cuando sea grande me llevaría a conocerlos.

En la primera comunión, entendía poco, pero quería recibir a JESUS, no tenía amigos solo pensaba en JESUS y lo pura que quería ser, quería saber que se sentía. A los 11 años hice mi primera comunión, fue un desastre mi apariencia, porque me quemaron el cabello ese día pero no importó, recibí a JESUS, no recuerdo lo que sentí pero tuvo que ser algo demasiado lindo para que lo recuerde de esta manera.

Mi promoción se llamó Agnes Gonxha el verdadero nombre de “Madre Teresa de Calcuta” , me tocó a mí dar el discurso de fin de año, lo único que tengo en la mente de lo que dije ese día es que “ pusimos ese nombre a la promoción porque era un gran ejemplo entre nosotras”. La pasamos bailando casi toda la noche pero yo me fui temprano porque papá tenía que trabajar al día siguiente.

Mi viaje fue hasta Ecuador y, aunque no me sentí muy cómoda, fue increíble conocer tantos lugares como Máncora, Los manglares de tumbes y Huanchaco.

Entre a la secundaria; mi primer año aún en Santa Teresita encontré un grupo de dibujo y pintura con un profesor llamado Juan Terán, las 8 chicas que llegamos a ese grupo nos hicimos como hermanas y el profesor Juan, nuestro padre, pasábamos horas y horas pintando, haciendo esculturas, aprendiendo muchísimo. Me gustaba tantísimo estar en este lugar, podía pasar días sin darme cuenta, siempre estaba contenta y no había lugar más acogedor que esa casita pequeña cerca de la biblioteca.

En Segundo año el profesor Juan se fue, así que el colegio fue pesado para mí porque solo tenía que estudiar y nada más, tuve algunos problemas que desde que tengo razón no habían desaparecido hasta el momento en que me pasaron al colegio Inmaculada Concepción.

Llegar a este colegio fue una de las mejores cosas que me ha pasado, desde que llegue conocí a mi mejor amiga Isabel, y mis más grandes amigas Patito, Jhanina, Mirtiña, Lina, Ceci y mi Leonora.

La primera vez que ví a Isabel fue cuando llegué, y se me acercó. Me gritó, si, me gritó, porque mi primo le había hecho una broma muy pesada y yo al escuchar lo que decía solo elegí reír, reír mucho, no sabía que mi primo era así. Con el tiempo empecé a hacer más amigas con las que pase cosas inolvidables y aunque casi ni nos vemos nos queremos mucho, todas.

Entre tercero y cuarto, conocí a Cecilia, una gran amiga, enserio, me enseño mucho sobre la sinceridad, el cariño, la libertad es una chica inolvidable por la fuerza que tiene, nunca se rinde ante nada, es una artista y aunque ahora hablamos poco, ella marco mucho mi vida, fue mi mejor amiga y me ayudo muchísimo.

Isabel, hasta ahora una de mis mejores amigas es una chica alegre, muy especial, amiga de todos, todos la quieren por lo grande que es su corazón.

Hice la confirmación en la catedral, y de todas las cosas que me pasaron la confirmación fue la que mas marco mi vida. Entre en cuarto de secundaria, conocí a muchos catequistas, pero la verdadera historia comienza después, cuando paso a quinto de secundaria.

Los primeros meses, cuando estaba en el grupo de perseverancia de la confirmación, llegaron las noticias de un retiro, pero no era cualquier retiro, era un retiro que realizaban unos italianos que trabajaban por los pobres, conocí la operación Mato Grosso y al padre Ugo de Censi.

Por alguna razón llegue a este retiro de dos semanas, un poco asustada porque nunca había estado lejos de mi casa, el lugar al que llegamos era llamado Sogorón, a una hora de la Encañada, y la casa donde nos quedamos pues era un colegio abandonado. Llegamos con cosas básicas como colchones, aparte de las bolsas de dormir; arroz, azúcar, verduras y un poco de bolsas de refresco.

Lo primero que hicimos cuando llegamos de noche fue hacer un poco de comida para la cena, estaban muchos chicos que en mi vida jamás había visto pero tenían algo especial, entre italianos, chicos de la encañada y los chicos de Cajamarca éramos cerca de 30 chicos.

El primer día después de las oraciones y los extraños cantos partimos a un bosque cerca de allí, en éste cortábamos ñongos de leña con hachas. Jamás, hasta ese momento, había hecho tanta fatiga en aprender algo, me sentía frustrada de no poder hacer nada, llegué ese día sin esperanza, cansada y sólo quería dormir, no me sentía nada bien.

El día siguiente, aún sin ganas, me escape al campo, como tres horas y cuando regrese todos me buscaban pensando que me había pasado algo. Me llamaron la atención y me mandaron a la cocina donde lavaba platos y ollas todo el día.

En la noche acabo todo mi desanimo, llego Juan, mi catequista en ese entonces, el me ayudo mucho en este campo de trabajo (así lo llamaban los italianos), desde el momento en que llegó, mi hermano y mi mejor amigo entonces, todo se hizo más fácil. Empecé a divertirme en las cosas que hacia como cortar papas o traer leña de los montes o jugar entre los árboles.

Encontré un lugar lindo, personas especiales y una misión que nunca imaginé encontrar, DEFENDER A DIOS CON LA VIDA.Pero aún no, no estaba lista, pasaron como 3 meses antes que sepa algo más de ellos. El tiempo transcurrió entre 2 campos de trabajos y un nuevo oratorio en Cajamarca y toda mi vida cambio radicalmente. Desde lo que vestía hasta lo que comía, una vida sencilla que yo quería y amaba; empecé a hacer cosas nuevas.

Hasta hoy mi vida está en el oratorio, con los niños, los pobres y mis amigos y aunque a veces se me hace muy difícil no rendirme, quiero hacer una vida diferente a lado de ellos, es por eso que estudio enfermería, solo por eso.

Quiero vivir una vida solo para DIOS y los pobres y es todo lo que espero.








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